11.10.13

EPER...Sí, 1968... Había terminado mi contrato laboral y me mantenía como turista en México. Podía irme, pero lo quería.¿Cómo abandonarlo en medio de la tortura y la traición, del exilio, de la acusación?  Yo estaba con él y ambos estábamos en mi sitio, en el único donde había lugar para mí. Había pasado el tiempo de huir. Ya no se trataba de querer irme, sino de querer estar.Semilla que vuela he sido, pero me agarré a esta tierra, me hundí profundo, pertenezco a ella… No, no me falta el horror ni el espanto para alimentar los malos sueños, también los de mi hijo. Pero me quedo aquí de cualquier forma. Este es mi lugar, aunque para los demás siga siendo extranjera. Además, entre la cizaña también crecen fresas.














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