Lo mismo sucede con un hueso de pájaro, un autómata y una muñeca de porcelana de los años treinta, una cabeza de muñeco de plástico integrado a una vieja de caja de bolear zapatos, miniaturas y siluetas que se engrandecen por la luz del teatro de sombras dentro de las ventanas de una casita de madera o sobre las cartas escritas por una anciana
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